martes, 19 de abril de 2011

Anabel Hernández quería ser como Annabel Lee

Edgar Allan Poe es uno de los más grandes escritores estadounidenses, considerado el padre del cuento y del relato policial. Pero Poe no sólo fue cuentista, sino también poeta, y uno de sus poemas más populares es el magistral Annabel Lee. Ya en otros blogs que leo ha sido mencionado y suficientemente alabado, así que ahora les contaré la historia atrás de este poema.

Poe tenía una personalidad explosiva y cáustica, lo que le causó problemas con su padrastro y en los empleos que desempeñó. Sin embargo, su amor por Virginia Clemm, su esposa, era “una especie de adoración hacia su belleza” según George Rex Graham, quien fuera jefe de Poe cuando éste era editor de una revista.

Virginia era prima de Poe, hija de la hermana de su padre. Edgar y Virginia se casaron secretamente en 1936, cuando ella tenía 13 años y él 27. Al ministro presbiteriano que los casó tuvieron que mentirle diciendo que ella tenía 21. La Wikipedia en inglés cuenta que para todos los efectos ellos fueron una pareja feliz y afectuosa.

Virginia enfermó de tuberculosis en 1842 provocando gran depresión en Edgar. Finalmente, después de cinco años de padecimientos, murió en 1847 a los 24 años. La vida de Edgar Allan Poe perdió el rumbo después del deceso e intentó suicidio al año siguiente. Su desdicha fue agravada por su mala situación económica, muriendo presumiblemente por excesos en la bebida y las drogas en 1849, a los 40 años. Sus últimas palabras fueron “¡Que Dios se apiade de mi pobre alma!”.

Annabel Lee fue el último poema que escribió, publicado después de su muerte, y buena parte de sus biógrafos e historiadores coinciden en señalar que lo escribió pensando en Virginia. A continuación reproduzco el poema y una traducción que encontré en blog de mi amiga Barbarita. 

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